Sabana de Bogotá, al filo de desaparecer
- ivanovpineda
- 4 oct 2020
- 3 Min. de lectura
“… no se puede desconocer que también presentan impactos negativos que deben ser compensados de manera adecuada, para que se armonicen los usos del suelo con su vocación y la protección de la estructura ecológica principal…”
La mal llamada Sabana de Bogotá, que en realidad es una planicie, no un ecosistema de sabana, sigue afrontando múltiples problemáticas ambientales que no se han podido controlar en los últimos años, causadas entre otros factores por los intereses que se generan en las relaciones de poder entre los diferentes municipios, y entre estos y la Capital del País.
Esta Sabana contempla principalmente las provincias de Sabana Norte y Sabana Occidente (en Cundinamarca), y de algunas áreas rurales al norte y occidente de Bogotá, que según la Ley 99 de año 1993 en su artículo 61, previendo su importancia ambiental la declaró “…además de sus páramos, aguas, valles aledaños, cerros circundantes y sistemas montañosos…”, como de “interés ecológico nacional”. Y en consonancia con ese valor ecológico esta ley fue más allá al determinar los usos permitidos del suelo, indicando que son de prioridad “agropecuaria y forestal”. Se podría entender que dicha prioridad solo puede ser soslayada ante la inminencia de no contar con otras áreas, que posean calidades inferiores en la productividad, y que se deban destinar para otros usos.
La periferia de Bogotá se ha venido enfrentando a los más fuertes impactos ambientales en las últimas décadas, y con mayor intensidad en el último quinquenio, por la destinación de su territorio, no a los usos sugeridos por la ley, sino por el contrario, a la urbanización indiscriminada, la minería, la localización de vertederos, y al fraccionamiento ecológico de sus suelos, los cuales son de los más fértiles del país. Igualmente, estos impactos negativos, son consecuencia de las dinámicas sociales de migración (interna y externa), la tenencia del territorio, la agricultura con énfasis industrial, y las expectativas generadas al convertir, sus centros poblados, en “ciudades dormitorios”; y claro, no se puede olvidar los grandes proyectos de ingeniería (megaproyectos) que se califican como de “interés nacional o general”.
Entre esos proyectos de interés general, previstos para ser localizados en Sabana Occidente, se cuentan el aeropuerto “El Dorado II”, Regiotram, Perimetral de Occidente, los parques industriales, dedicación del suelo con vocación agrícola a la urbanización indiscriminada, y por supuesto, la nueva conformación regional con la Ley Orgánica de la denominada Región Metropolitana. Todas estas iniciativa traerán beneficios para los municipios que decidan apoyarlas, pero no se puede desconocer que también presentan impactos negativos que deben ser compensados de manera adecuada, para que se armonicen los usos del suelo con su vocación y la protección de la estructura ecológica principal, así como de las dinámicas sociales y económicas propias de la región.
No hay duda, que ante este panorama, está quedando en el pasado la Sabana de verdes predominantes, llena de humedales, de fauna y flora, poblada por campesinos; y si no se llega a un contrato más fuerte entre sociedad y medioambiente, seguramente se dará paso, al paisaje gris y de concreto que trae la idea “moderna” de desarrollo. Las inquietudes que surgen, a propósito de la actualización de los PBOT y POT, son principalmente ¿Qué tipo de Sabana de Bogotá se necesita?, y ¿cuál requieren sus habitantes?
Apéndice: Municipios de la Sabana Occidente como Madrid, deben enfocar sus esfuerzos, en los próximos años, en la preservación de la ruralidad, de las actividades agrícolas y la protección del medio ambiente, que al estar ubicados en las goteras de la Capital del País, pueden ser fuente de turismo, abastecimiento de alimentos y ejemplo de desarrollo sostenible para toda la región.

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